CONSEJOS PRO 88

¿Qué me puede aportan un SATE?
Pocas reformas aportan tantas mejoras a una vivienda como la instalación de un SISTEMA DE AISLAMIENTO TÉRMICO EXTERIOR (SATE):
- Mejora del aislamiento térmico y acústico
- Eliminación de humedades y puentes térmicos
- Ahorro en el consumo energético: reduce el consumo de electricidad necesario para calentarla en invierno y enfriarla en verano.
- Renovación estética de la fachada
- Revalorización del inmueble
A la hora de contratar la instalación de un SATE es recomendable contactar con instaladores autorizados por el fabricante del sistema que van a aplicar, o que acrediten haber recibido la formación necesaria. Una vez más, consultar con tu distribuidor de confianza y dejarte aconsejar por un profesional puede ahorrarte molestias y quebraderos de cabeza.
La importancia de cada elemento
El SATE se aplica tanto en vivienda nueva como en rehabilitación, vivienda unifamiliar o edificios. Y se adapta a cualquier tipo de fachcadas (ladrillo, hormigón, bloque de hormigón o paneles de cemento para exteriores)
Los elementos básicos de un SATE son :
- Muro soporte
- Morteros para SATE, para fijar los paneles de aislamiento al soporte y a éste la malla de refuerzo y el acabado.
- Panel aislante, generalmente de EPS, XPS o Lana Mineral
- Fijaciones mecánicas, elemento crítico para la estabilidad del sistema, vienen prescritas por el fabricante del sistema, quien ensaya y certifica el funcionamiento del conjunto, de ahí la importancia de respetar sus instrucciones. En caso de dudas, consulta con su servicio técnico.
CONSEJOS PRO 89

¿Cómo reducir la concentración de radón?
Actuaciones sobre las características estructurales de la construcción, en edificios existentes, las concentraciones pueden reducirse mediante:
- Mejora de la ventilación del suelo y el forjado del edificio, para que el radón sea expulsado hacia el exterior. Se pueden instalar sistemas de sobrepresión o despresurización del suelo, activa o pasiva.
- Instalación de un sistema de extracción mecánica del radón en el sótano, el forjado o la solera, para evitar que el radón se filtre desde el sótano hasta pisos superiores.
- Sellado de grietas, aberturas y fisuras en techos y paredes. Este procedimiento presenta un potencial limitado de reducción de las concentraciones de radón, especialmente con el paso del tiempo, pues no aborda la principal causa que hace que el radón pase del suelo al interior, esto es, el flujo de aire impulsado por la presión.
- Puesta en marcha de sistemas de ventilación y extracción en las estancias ocupadas por personal. Teniendo en cuenta que en las edificaciones los niveles de radón suelen ser más altos en invierno por falta de ventilación.
Una vez implantada cualquier medida técnica es necesario volver a medir con el fin de evaluar su efectividad. Aunque las medidas en el origen son las medidas preferibles, en algunos lugares de trabajo subterráneo puede resultar muy difícil llegar a reducir suficientemente las concentraciones, o incluso inviable, como ocurre en las cuevas turísticas, en los subterráneos, etc.
¿Qué otras medidas se pueden llevar a cabo?
Cuando esto no resulte posible, se deben adoptar medidas para reducir la exposición. Se han de tomar medidas como el traslado del puesto de trabajo de las personas expuestas a otras partes del edificio. En todo caso, se debe cumplir con el objetivo de proteger la salud de las personas en su trabajo. No es aceptable que las personas resulten expuestas en su trabajo a un cancerígeno reconocido.
Para limitar el riesgo de exposición de los usuarios a concentraciones inadecuadas de radón procedente del terreno en el interior de los locales habitables, se establece un nivel de referencia para el promedio anual de concentración de radón en el interior de los mismos de 300 Bq/ m3.
Establecer un nivel de referencia medio anual nacional. La OMS indica que este ha de ser de 100 Bq/m3. Cuando ese nivel nacional no pueda alcanzarse debido a las condiciones específicas de cada país, el nivel que se establezca no debería superar los 300Bq/m3.
Inluir medidas destinadas a prevenir los efectos del radón en los códigos técnicos de edificación, a fin de reducir la concentración de radón en las viviendas de nueva edicifación, y en los programas contra el radón para garantizar que los niveles sean inferiores a los niveles nacionales de referencia: esto permitiría que se apliquen métodos probados, duraderos y eficaces para prevenir la filtración de radón en construcciones nuevas, sobre todo en las zonas con alta concentración en los edificios ya existentes.